martes, 16 de junio de 2009

PRIMERO DE MAYO

por Cecilia Carchi
No es correcto denominar a la historia de este día como la “fiesta del trabajo”; en realidad constituye el ejemplo de lucha de miles de obreros que se inició en Chicago, ciudad industrial en aquella época, cuando varios de ellos se unieron con el objetivo de reducir su jornal a 8 horas diarias.

Hoy cualquier trabajador creería que su jornal siempre fue así. La verdad es que en sus inicios los obreros laboraban hasta 16 períodos seguidos. En muchas ocasiones iniciaban a las 04h00 y terminaban a las 21h00, extenuados y enfermos. Después de muchas protestas se logró la reducción a 14 y 13 horas. La demanda por la disminución de la jornada de trabajo creció y gradualmente se convirtió en una de las más importantes de todos los tiempos.

Con posterioridad, en 1833, Inglaterra redujo la jornada a niños menores de 13 años a 8 horas diarias y Estados Unidos lo hizo a 10 horas en 1887. Todo esto provocó un enorme conflicto, puesto que por aquella época la mentalidad del patrón era asumir como un malagradecimiento esta exigencia laboral.

Sobra decir que como resultado de esta actitud muchos empresarios respondieron con el despido de los trabajadores y en poquísimos centros de trabajo las demandas fueron atendidas. Con ello lo único que se obtuvo fueron concentraciones que se dispersaron con bombas y balas, hasta que el 31 de mayo fueron asesinados tres obreros y 50 resultaron heridos.

¿Cómo fue en nuestro país?
Este anhelo de los mártires de Chicago –nombre con el que son conocidos en todo el mundo- fue transmitido a otros países como Francia, Inglaterra, España, Bélgica y otros.
Pero, ¿qué pasó en Ecuador? ¿Qué gremio empezó a batallar arduamente? El primero que lo hizo fue la Sociedad de Carpinteros, que en 1896 realizó la primera huelga y redujo la jornada de 9 a 8 horas.

En los años siguientes artesanos, cacahueros y ferroviarios organizaron una serie de huelgas para demandar mejores condiciones salariales y reducción del jornal. Es entonces, en abril de 1915 cuando el Comité 1 de Mayo obtiene que el gobierno de Luis Plaza decrete este día de descanso obligatorio. Al año siguiente el presidente Baquerizo Moreno constitucionalizó la jornada laboral de 8 horas diarias.

Este fue el inicio de las tan vapuleadas conquistas laborales en nuestro país, sin embargo, hoy no podemos decir que éstas avanzan, más bien y según la opinión de José Morán, presidente de la FECLATG (Federación Clasista de Trabajadores del Guayas) están “francamente en un obsoleto retroceso, debido a imposiciones de carácter externo”.